ORACIONES

Papa Francisco. (2013-)


https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_letters/documents/papa-francesco-lettera-ap_20201208_patris-corde.html

El Papa Francisco el 8 de diciembre de 2020 promulgó la carta apostólica Patris Corde con ocasión del 150 aniversario de la declaración por Pío IX, el 8 de diciembre de 1870, de San José como Patrono de la Iglesia Universal.  Declaró un Año de San José, desde el 08/12/2020 al 08/12/2021. 


Papa Benedicto XVI. (2005-2013)

Pide fuerzas a San José, para confirmar a los cristianos en la fe.


Papa Juan Pablo II. (1978-2005)

Redemptoris Custos (15 de agosto de 1989) | Juan Pablo II (vatican.va) 


El 15 de agosto de 1989, al cumplirse el centenario de la Encíclica Quamquam pluries de León XIII, el papa San Juan Pablo II le dedicó la exhortación apostólica Redemptoris Custos -“Custodio del Redentor”-, considerada por muchos, la carta magna de la teología de San José.


Papa Juan XXIII. (1958 -1963)

Le voci, sobre el fomento de la devoción a san José (19 de marzo de 1961) | Juan XXIII (vatican.va) 

Nombra a San José patrono del Concilio Vaticano II, con el deseo de que la protección del Santo Patriarca recayese sobre la iglesia que le tenia por patrono universal.

Dedicó la Carta Apostólica Le Voci a San José, el 19 de marzo de 1961, antes de inaugurar el Concilio Vaticano II.

Papa Pio XII. (1929 -1958)

Instituye la fiesta de San José Obrero en la jornada del 1 de Mayo, con especial dedicación a los trabajadores y artesanos, que tienen al patriarca como patrono


La Fiesta de San José Obrero, fue instituida en 1955 por el Siervo de Dios, Papa Pío XII, ante un grupo de obreros reunidos en la Plaza de San Pedro en el Vaticano. Se celebra el 1 de mayo, que coincide con el Día Internacional del Trabajo. El Santo Padre pidió en esa ocasión que “el humilde obrero de Nazaret, además de encarnar delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual, sea también el próvido guardián de vosotros y de vuestras familias”. Pío XII quiso que el Santo Custodio de la Sagrada Familia “sea para todos los obreros del mundo, especial protector ante Dios, y escudo para tutela y defensa en las penalidades y en los riesgos del trabajo”.



Papa Pío X. (1903-1914)

Promulga y aprueba las letanías propias de San José, es decir las letanías josefinas


 Papa Benedicto XV. (1914 -1922)

Incluye a San José en el ceremonial de las exposiciones de Jesús Sacramentado, haciendo que se diga desde entonces "Bendito sea San José su bendito esposo".


Benedicto XV lanzó el Motu Proprio Bonum Sane et Salutare, el 25 de julio de 1920, después de la primera guerra mundial, en el que exhortaba a todos los obispos del mundo a celebrar el cincuentenario del patronazgo de San José y propone al Santo Patriarca como remedio a los males del naturalismo, la relajación moral y socialismo.

“Por la misma razón, para retener en su deber a todos los hombres que se ganan el sustento por sus fuerzas y su trabajo donde quiera vivan, y conservarlos inmunes del contagio del socialismo que es el enemigo más acérrimo de la sabiduría cristiana, ante todo les proponemos fervorosamente a San José para que lo elijan como guía particular de su vida y lo veneren como patrono.

Pues, él pasó, sus años llevando un género de vida similar al de ellos y por esta misma razón, Cristo-Dios, siendo como era el Unigénito del eterno Padre, quiso ser llamado Hijo del Carpintero. Pero con ¡cuántas y cuán eximias virtudes adornó la humildad del lugar y de la fortuna, especialmente con aquéllas que correspondían a aquel que era esposo de MARÍA Inmaculada y que se tenía por el padre de Jesús, Nuestro Señor!

Por esto, aprendan todos en la escuela de San José a mirar todas las cosas que pasan bajo la luz de las cosas futuras que permanecen y, consolándose, por las incomodidades de la humana condición, con la esperanza de los bienes celestiales, a encaminarse hacia ellos, obedeciendo a la voluntad de Dios, conviene a saber: viviendo sobria, recta y piadosamente.”

“Si crece la devoción a San José, el ambiente se hace al mismo tiempo más propicio a un incremento de la devoción a la Sagrada Familia, cuya augusta cabeza fuera, una devoción brotará espontáneamente de la otra. Pues, JOSÉ nos lleva derecho a María, y por María llegamos a la fuente de toda santidad, a JESÚS, quien por su obediencia a José y María consagró las virtudes del hogar.

Deseamos que las familias cristianas se renueven a fondo y se hagan conformes a tantos ejemplos de virtudes como ellos practicaron. Por cuanto la comunidad del género humano se ha fundado sobre la familia se inyectará, bajo la universal influencia de la virtud de Cristo, cierto nuevo vigor y una como nueva sangre en todos los miembros de la sociedad humana, cuando la sociedad doméstica, comunidad, pues, más religiosamente de castidad, concordia y fidelidad, goce de una mayor firmeza y de allí no sólo seguirá la enmienda de la costumbres de los particulares sino también la de la vida común y del orden civil.”

“Dado que esta Sede Apostólica ha aprobado varios modos de venerar al Santo Patriarca, ante todo, cada miércoles del año y por un mes entero determinado, deseamos que, bajo la insistente admonición del Obispo, se practiquen todos ellos de ser posible, en todas las Diócesis, en especial, empero, incumbe a Nuestros Venerables Hermanos apoyar y fomentar con todo el peso de su autoridad e interés las asociaciones piadosas, como la de la Buena Muerte, la del Tránsito de San José y la de los Agonizantes, las cuales fueron fundadas para implorar a San José por los agonizantes, porque con razón se considera a aquel como eficacísimo protector de los moribundos a cuya muerte asistieron el mismo Jesús y María.

Para perpetua memoria, empero, del Decreto Pontificio que arriba mencionamos, ordenamos y mandamos que dentro del año que comienza a correr el 8 de Diciembre próximo, se hagan en todo el orbe católico solemnes súplicas, en el tiempo y modo que parezca mejor a cada Obispo, en honor de San José, Esposo de la Santísima Virgen y Patrono de la Iglesia Católica.

Todos cuantos asistan a ellas podrán ganar para sí una indulgencia de sus pecados, bajo las acostumbradas condiciones.”

 Papa León XIII. (1878-1903)


Aprobó el Escapulario de San José en 1893.

El Sumo Pontífice instó a los católicos a rezar a san José, como patrón de la Iglesia: “Y puesto que, más aún, es de gran importancia que la devoción a San José se introduzca en las prácticas diarias de piedad de los católicos,  deseamos exhortar a ello al pueblo cristiano por medio de nuestras palabras y nuestra autoridad. Las razones por las que el bienaventurado José debe ser considerado especial patrono de la Iglesia, y por las que a su vez, la Iglesia espera muchísimo de su tutela y patrocinio, nacen principalmente del hecho de que él es el esposo de María y padre putativo de Jesús. De estas fuentes ha manado su dignidad, su santidad, su gloria. Es cierto que la dignidad de Madre de Dios llega tan alto que nada puede existir más sublime, mas, porque entre la santísima Virgen y José se estrechó un lazo conyugal, no hay duda de que a aquella altísima dignidad, por la que la Madre de Dios supera con mucho a todas las criaturas, él se acercó más que ningún otro.”

Asimismo, León XIII dispuso que durante el mes de octubre, se añadiera al rezo del Rosario una oración a San José  y concedió indulgencia parcial, cuando dicha oración se agrega al final del Rosario. Se puede rezar después del acostumbrado Salve Reina y las oraciones finales.


Papa Pío VII. (1800-1823)

En 1802 le nombra Patrón de San Fernando a través de dos Breves Pontificios .




Papa Benedicto XIII. (1394-1398)

El 19 de Diciembre de 1726, incluye a San José en las Letanias de los Santos


Papa Pío IX (1846-1878)

https://www.traditio-op.org/santos/San%20Jose/Quemadmodum%20Deus,%20Pio%20IX.pdf


El Pontífice Pío IX declaró oficialmente a san José Patrono y Protector de la Iglesia universal.

«El ilustre Patriarca, el bienaventurado José, fue escogido por Dios prefiriéndolo a cualquier otro Santo para que fuera en la tierra el castísimo y verdadero esposo de la Inmaculada Virgen María y el padre putativo de Su Hijo único. Con el fin de permitir a José que cumpliera a la perfección un encargo tan sublime, Dios lo colmó de favores absolutamente singulares y los multiplicó abundantemente. Por eso, es justo que la Iglesia Católica, ahora que José está coronado de gloria y de honor en el cielo, lo rodee de magníficas manifestaciones de culto y que lo venere con una íntima y afectuosa devoción».

El Papa pide «que el pueblo cristiano se acostumbre a implorar, con gran piedad y profunda confianza, a san José al mismo tiempo que a la Virgen María». Esta práctica es de las más agradables a Nuestra Señora. La devoción a san José está ya ampliamente extendida, pero el Papa cree que es deber suyo estimular a los cristianos para que esta devoción «se enraíce profundamente en los usos de la tradición católica, pues esto es de una  extrema importancia».